No tengo idea exacta de cómo plasmar lo que ahora estoy pensando, sólo sé que me es necesario escribir.
Estoy empezando a leer una muestra del libro "Before amen" de Max Lucado y caigo en la cuenta de que Dios nos ama de maneras inimaginables.
Sí, eso lo sabe todo creyente y seguidor del Todopoderoso.
Lo que me sacude, es reconocer una vez más, que nuestro Padre celestial espera que lo busquemos de la manera más natural, sencilla, y sin adornos lingüísticos. Tal como un niño se acerca a su progenitor. Con emoción sincera, con confianza, con alegría de tenerlo cerca.
Sin intención de generar compasión alguna, me doy cuenta que eso me resulta desconocido, pues mi progenitor se fue al sueño de la muerte en un momento de mi vida, en que era muy pequeña y no guardé recuerdo de vivencias ni de personas.
Entonces, ¡no sé cómo hablarle al gran Dios nuestro, pues no tengo recuerdos de mi vida con mi padre!
A pesar de que he orado por la invitación de su Espíritu, no sé cómo hablar como una hija habla con su papá.
Lo que sí sé es que cada vez que le hablo al orar, siempre me ha respondido 💖.
Le amo mucho, tristemente le fallo mucho. A pesar de eso él me sigue amando.
Con certeza puedo afirmar que me está leyendo, y te digo gran Señor: ¡Gracias Dios Altísimo por estar siempre conmigo, por aceptar mis imperfectas oraciones!
Gracias por llamarme tu hija. Enséñame por favor, a parecerme a ti. Enséñame también a dirigirme a ti de la manera correcta, como tú anhelas que haga.
Te amo mucho Padre celestial, gran Jehová de los ejércitos, Dios de los escuadrones de Israel.
Mis palabras se hacen grandes al referirme así a ti.
Cumples con ese anhelo de aprender a hablar contigo, inspirando y conduciendo mi sentir y mi hablar.
Si tú mi Dios me lo apruebas, seguiré en lo futuro, escribiéndote en este blog, o en mis hojas de papel
:-)
Te mando mi corazón, gracias por enviarme tus ángeles.
Algún día, nos veremos. Por favor ayúdame a que ese día sea para vida eterna a tu lado.
Buena noche 💖
